lunes, 11 de octubre de 2010

Aplicaciones y usos de plasticos agricolas, rentabilidad y conservacion ambiental

Con la crisis actual, cabría preguntarse por qué los agroplásticos no han tenido alzas espectaculares como las que se han dado en los combustibles o el acero ¿Será que sus precios han estado por arriba de los precios internacionales desde hace varios años? 

La respuesta parece ser afirmativa, ya que por ejemplo, en España, un litro de combustible equivale a $18 pesos, y un kilo de polietileno para invernaderos se comercializa en $22 pesos; mientras en México, un combustible similar alcanza $9 pesos por litro y el kilo de polietileno se cotiza en $33 pesos. Si le agregamos un tratamiento UV y el IVA, el precio del polietileno en México está rondando los $45 pesos/kg.

Otros ejemplos
Para cubrir el piso de un invernadero se pueden requerir de cuatro a cinco toneladas de polietileno coextruido, con un calibre de cuatro a seis mill, y su costo puede ser de $40 pesos/kg, con una duración de 12 meses. En la cubierta del mismo invernadero, al utilizar plásticos bicapa o tricapa, con opacidad y difusión de la luz, el costo por kilo puede ubicarse en $50 pesos, con un peso de cinco a seis toneladas. Mientras las empresas nacionales comercializan el polietileno por kilo, los materiales importados se cotizan por metro cuadrado. Como ejemplo, para cubrir un invernadero con doble cubierta con materiales importados, el costo integrado (como parte del invernadero), puede ser de $35 pesos/m2, mientras que la misma cubierta con plásticos nacionales, ronda $70 pesos/m2.
Lo anterior explica por qué el 99% de los invernaderos de doble cubierta (con doble protección y mayor duración) utilizan materiales importados, y al mismo tiempo la razón de que los invernaderos nacionales sean de cubierta simple. Es importante aclarar que algunas empresas constructoras de invernaderos en México (nacionales) utilizan materiales plásticos de importación.

Este tema podría llevarnos a la necesidad de plantear la reforma energética, debido a que — a pesar de ser México un país petrolero — los derivados del crudo (combustibles, gas, plásticos y fertilizantes) están muy lejos de ser competitivos.

Sin necesidad de hacer costosos estudios sobre la falta de competitividad de los derivados del petróleo, sería importante saber qué encarece los costos de producción de los plásticos; de igual manera, saber qué detiene a los formuladores de fertilizantes y al Gobierno para producir nuestros propios abonos y combustibles.
Por ahora, tenemos que conformarnos con la realidad.

Plasticultura
En el campo de los agroplásticos, la llamada ‘plasticultura’ respalda su competitividad mediante la diversificación de productos — desde los famosos acolchados, hasta las películas para ollas de agua, tanques con membranas antialgas o de gran resistencia a los ácidos de los fertilizantes, o las bolsas tricapa para cultivos hidropónicos, sin olvidar los anillos (clips) para sujetar el tallo, los formuladores de productos de plástico han encontrado un nicho muy relevante, que lo mismo le interesa a un productor de clips de Holanda, Israel o Canadá.

Digamos que en un complejo de invernaderos de 20 hectáreas, el consumo de clips puede llegar a ser de seis millones de unidades.

Es decir, que para un productor de clips, simplemente con captar un mercado de 100 hectáreas de alta tecnología necesitaría producir 30 millones de unidades. Además, está la rafia con tratamiento UV, los soportes para el racimo y hasta las medias lunas que convierten el cultivo en una telaraña de plástico.

Es evidente que algunos productores prefieren escatimar gastos y evitar la compra de soportes para su cultivo. Sin embargo, al tratarse de un cultivo de alto rendimiento — donde una planta puede producir hasta 20 kilos de tomates — el costo de 10 anillos es mínimo, comparado con el valor de los frutos caídos; o peor aun, cuando evaluamos el número de tallos fracturados por el peso de los tomates.

Es decir, que no obstante lo que pueda parecer un exceso de plásticos, es en realidad una herramienta para alcanzar alta productividad.

Mayor eficiencia
Lo mismo podemos decir de los sistemas alternativos, como son los ductos de calefacción de polietileno. Las llamadas ‘salchichas’ resultan indispensables para transportar el calor dentro del invernadero. 

Podríamos decir que sin salchichas no hay hotdog, ya que su empleo permite generar mayores rendimientos y utilidades reales en las primeras fases de aprendizaje de la tecnología de los invernaderos. Para explicar lo anterior, tenemos un ejemplo muy claro.

Un nuevo proyecto de una a cinco hectáreas, ubicado en una zona templada o fría, requiere de ciertas unidades de calor (kW, kCal o Btu) para elevar la temperatura, y su difusión mediante ventiladores no es eficiente a menos que se haga a través de los ductos de polietileno. Por otra parte, ningún proyecto menor a cinco hectáreas puede amortizar fácilmente la inversión de un sistema de agua caliente, que se ubica actualmente entre $180 y $220 pesos/m2.

En cambio, los sistemas de calefacción de aire forzado — que utilizan mangas de polietileno — tienen un costo aproximado (con calentadores y ductos) de $55 pesos/m2. Esta menor inversión, permite alcanzar la temperatura deseada con una rápida recuperación. Así de simple es el plástico.

Conservación del ambiente
Para terminar este artículo sobre el tema de la plasticultura, es necesario recalcar que, así como los usamos, también debemos considerar el reciclado y su aplicaciones en industrias derivadas que puedan ser de utilidad.
Lo que no podemos hacer con los plásticos, es abandonar los desechos a la intemperie, ni tampoco contaminar el suelo al enterrarlos. Debemos considerar el reciclaje como una forma de conservación del medio ambiente.

Actualmente, existen muchas empresas dedicadas a la transformación de los desechos del plástico. Debemos ponernos en contacto con éstas, aunque se encuentren lejos de las áreas donde se ubican los invernaderos.

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