domingo, 3 de octubre de 2010

Aplicacion de los plasticos antiplagas en los invernaderos horticolas



Los plásticos actuales, para las cubiertas de invernaderos, ofrecen la posibilidad al agricultor o el técnico de poder elegir aquel que nos va a proporcionar el mayor beneficio para nuestro cultivo. En este trabajo se considera la función y aplicación de los plásticos antiplagas y se discute el posible efecto sobre los polinizadores, las plagas e insectos utilizados en control biológico.

La radiación solar es fundamental para que los seres vivos podamos ver, pero dependiendo del organismo necesita una fracción diferente de esta radiación. Los insectos necesitan la radiación ultravioleta (UV, 290-380 nm), los humanos necesitamos la radiación visible (380-760 nm) y las plantas, para su crecimiento, necesitan la radiación fotosintéticamente activa (PAR, 400-700 nm).

Los plásticos empleados como cubierta de los invernaderos  son derivados del petróleo obtenidos através de un proceso industrial (Díaz et al., 2001), siendo los aditivos que llevan estos materiales los que les van a dar las cualidades mecánicas o físicas y  las cualidades radiométricas o ópticas.

La radiación UV provoca en los plásticos una rápida degradación y, para evitar que esto ocurra, todos los plásticos de los invernaderos llevan una importante carga de aditivos capaces de absolver entre el 60% y 70 % de esta radiación. Los plásticos antiplagas absorben casi el 100% de la radiación UV (figura 1), existiendo en el mercado aditivos antiplagas que permiten que estos materiales no pierdan sus cualidades fotoselectivas durante toda la vida útil del plástico.

Los plásticos antiplagas no actúan matando la plaga, su funcionamiento consiste en impedir la entrada de la radiación UV que las plagas necesitan para ver dentro del invernadero, sin afectar a la radiación PAR que necesitan las plantas. Consiguiendo con ello que no localicen  el cultivo o si lo hacen que no sean capaces de extenderse por el; para ellos es como si fuera de noche. Dependiendo de la plaga el efecto será mayor o menor, siendo más importante en aquellas plagas que necesitan mayor cantidad de radiación UV. Plagas como mosca blanca, Bemisia tabaci, se ven altamente afectadas por estos materiales (Pérez et al., 2007). Si la mosca blanca vuela por los alrededores del invernadero no es capaz de reconocer el cultivo y cuando entra en el suele ser por las puertas o ventanas. Otras plagas importantes como Trips tabaci, especies de aphis  o liriomyza han visto reducida su presencia bajo estos materiales comparándolos con plásticos normales (Pérez et al., 2007).

Desde el 2007 una de las plagas más importantes en tomate en el sureste español es Tuta absoluta y, aunque todavía no hay trabajos que demuestren el efecto de los plásticos antiplagas sobre esta especie, podemos deducir que no va a ser importante, puesto que T. absoluta es de vuelo crepuscular con poca presencia de luz UV además T. absoluta tiene una gran atracción por el olor del tomate, lo que hace que esta plaga localice fácilmente el cultivo y probablemente la luz no será un factor limitante.

Los polinizadores utilizados en los invernaderos hortícolas son los abejorros, Bombus terrestris y las abejas, Apis melifera. La visión de estos insectos se encuentra principalmente en la franja de la radiación UV, aunque presenta picos de visión en la franja del visible. La utilización de los plásticos antiplagas puede producir un retraso en la actividad de los polinizadores si no se hace un buen manejo de las colmenas siendo importante la introducción de las colmenas dos o tres días antes para conseguir una adaptación de los polinizadores.

Es normal cuando se utilizan estos plásticos que los primeros días se encuentren muchas obreras en las ventanas laterales y cenitales intentado salir del invernadero, pero pasados estos días, los polinizadores consiguen adaptarse a la nueva situación y se orientan correctamente realizando su actividad polinizadora. El color del polen que llevan en las patas los polinizadores en la entrada de la colmena, darán la información de si traen polen del cultivo o por el contrario están trabajando con polen de fuera del cultivo. Otro síntoma del efecto de estos plásticos se observa en la salida de las obreras de la colmena que no son capaces de hacer un vuelo directo de ellas, primero caminan alrededor de la abertura de la colmena durante unos segundos y después realizan el vuelo.

Las colmenas hay que colocarlas debajo de la ventanas cenitales, con esto se asegura que tengan la mayor radiación posible sin filtrar por el plástico (figura 2) facilitando la localización de la colmena por las obreras. Se colocan las colmenas al atardecer o por la noche para conseguir que los polinizadores empiecen  a trabajar  al amanecer de forma progresiva, ya que si se colocan en el invernadero al mediodía existe el riesgo que se produzca una salida masiva de obreras, con perdidas de algunas de ellas, que no podrán encontrar el camino de regreso a la colmena. Así púes uno de los factores mas importantes cuando se utilizan los plásticos antiplagas es que el invernadero tenga la mayor ventilación posible para conseguir que entre la suficiente luz sin filtrar por el plástico.

Consiguiendo con ello una rápida y fácil adaptación de los polinizadores. Si no se dispone de suficiente ventanas y se observa que no se consigue una adecuada adaptación de los polinizadores una solución puede ser la colocación de mayor número de colmenas.

Los atractivos florales o colores de las flores es un proceso de adaptación de las flores del cultivo para que el polinizador pueda encontrar la flor mas fácilmente  entre el follaje (Cabello et al., 2006)  y las obreras puedan obtener su recompensa, en forma de néctar o polen. Como la visión de los polinizadores es mayor en la franja UV la mayor expresión de la flores será precisamente en esta franja, por lo que la falta de radiación UV puede provocar en las flores que pierdan esta facultad de destacar entre el cultivo (Cabello et al., 2006).

Este factor será más o menos importante dependiendo del cultivo y del polinizador utilizado. Como ejemplo es destacable  el cultivo de sandía donde la falta de radiación UV hace que la flor pierda su expresión, mientras que en el cultivo de tomate la flor tanto bajo luz UV como bajo luz visible presenta la misma expresión floral. Se ha comprobado que en cultivos de sandía o melón el efecto de los plásticos antiplagas es más negativo en las abejas que en los abejorros (López et al., 2007; Pérez et al., 2007, 2009), por lo que será recomendable utilizar los abejorros siempre que se pueda.

Los plásticos antiplagas han demostrado que reducen la presencia de plagas frente a los plásticos normales, y junto con un buen manejo de las colmenas, pueden ser una herramienta complementaría a técnicas de control biológico. Los trabajos realizados sobre el efecto que tiene estos plásticos sobre los insectos auxiliares han demostrado que no se observan diferencias comparándolos con los plásticos normales (Soler et al., 2009). Como insectos que son se podría pensar que la falta de radiación UV podría afectar a su establecimiento en el cultivo, pero esto no ocurre debido a que los insectos auxiliares utilizan para encontrar a su huésped o presa  mecanismos no dependientes de la luz.

Los plásticos antiplagas actualmente no están muy extendidos por los invernaderos del sureste español, aunque sería aconsejable su uso en todos los cultivos, tomando mayor precaución en aquellos donde se utilicen polinizadores, sobretodo abejas. El futuro de la agricultura intensiva va encaminada a invernaderos altamente tecnificados donde se pone al servicio del agricultor todas las herramientas disponibles y, entre estas, los plásticos antiplagas tendrán un papel relevante como una práctica de cultivo más.

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