martes, 21 de septiembre de 2010

El invernadero del futuro será más alto, inclinado y con mayor ventilación




El invernadero del futuro será más alto que la media de las explotaciones invernadas actuales, estará un poco más inclinado y, además, tendrán una mayor superficie de ventilación. Así lo explicó Juan Carlos López, investigador de la Estación Experimental de la Fundación Cajamar y ponente en la tercera jornada conmemorativa del vigésimo quinto aniversario de la cooperativa de segundo grado Suca. Según indicó, «la tendencia actual es a hacer invernaderos cada vez con más altura, con más volumen» para, así, «mejorar el clima dentro del invernadero». Con respecto a la inclinación de éste, argumentó que, de este modo, «se permite mejorar la recogida de condensación dentro del invernadero», un factor muy importante para mejorar la productividad. De hecho, el agua condensada en la cubierta del invernadero reduce un 15 por ciento la entrada de luz y, con ello, también reduce de forma considerable la producción. Asimismo, con la recogida del agua condensada se evita la aparición de enfermedades vinculadas al exceso de humedad.


Por otro lado, y en lo que se refiere a la ventilación del invernadero, López reconoció que, en los últimos años, ha aumentado la ventilación cenital en las explotaciones de la provincia y, con ella, la superficie de ventilación. Sin embargo, apuntó que «una ventilación adecuada debería suponer el 25 por ciento de la superficie de la ventana con respecto al suelo» y, de momento, en Almería, «estamos en el 12 por ciento». Estas estimaciones, según matizó, serían aplicables a un cultivo sin mallas; en el caso de ponerlas, los porcentajes se duplicarían.


Para el investigador de la Estación Experimental, éstas son las tendencias actuales en lo que a estructura se refiere, sin embargo, también se están dando algunos pasos para mejorar las técnicas culturales del cultivo y, así, la producción por metro cuadrado. Asimismo, puso de manifiesto la alternativa que supone el uso de residuos vegetales para la obtención de combustible con el que,  posteriormente, producir calor. En este sentido, explicó que «la cogeneración con producción de electricidad, en estos momentos, es difícil, pero el método sencillo de utilizar residuos vegetales como combustible y quemarlos para producir calor, eso, a día de hoy, ya se está haciendo en algunas zonas». Así, afirmó que, esta segunda alternativa «quizás aquí pueda ser viable en breve porque el precio de ese residuo es barato en comparación con otro tipo de combustibles». En cualquier caso, se mostró consciente de la lentitud del proceso para que todas estas innovaciones se vayan incorporando en los invernadero y, por ello, señaló que «tenemos que ir paso a paso».
 

Microalgas



Por otro lado, durante la jornada de Suca también se analizaron algunas otras alternativas de producción bajo plástico y, en  este sentido, Juan José Magán, también investigador de la Estación Experimental de la Fundación Cajamar, presentó un proyecto sobre 'Producción de microalgas con fines energéticos. Aplicaciones en  invernadero'. De este modo, expuso cómo estas microalgas se pueden  emplear para la obtención de biodiesel, sin embargo, «el problema de los biocombustibles es que hay que producir muy barato para que sean  viables económicamente». En cualquier caso, Magán indicó que la  utilización de esta producción con fines enérgicos no es un proyecto a    corto y medio plazo, sino que todavía son muchos los pasos que hay que  dar para conseguir convertirla en una producción rentable.


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