jueves, 12 de agosto de 2010

Hidroponía comercial en pocos metros


La producción obtenida en media hectárea de terreno orgánico equivale a los resultados de un cultivo hidropónico realizado en un invernadero de sólo doscientos metros cuadrados. Ello significa, ni más ni menos, que un metro cuadrado de suelo inerte rinde lo mismo que cinco metros de superficie orgánica o tal vez más.

A ojos vista, el valor de los suelos agrícolas se vuelve paradójicamente relativo frente a esta tecnología de las plantaciones.

Con ella, la producción de alimentos vegetales se separa de los sustratos a los cuales siempre había estado sujeta, aventajando los métodos convencionales con una significativa reducción de los espacios necesarios para producir hortalizas de manera rentable.

La relación observada en numerosas experiencias por Manuel Sanz Portela, fundador de Hidroponía-Chile y estudioso del tema, es asombrosa para cualquier observador, pero especialmente para quienes están acostumbrados a trabajar con las variables de la madre tierra.
La inversión

De acuerdo a los cálculos realizados por Sanz, el cultivo de 200 metros cuadrados tiene un costo aproximado de 400 a 450 mil pesos, considerando implementación de riego, estructuras, cubierta, camas de arena y semilla. Esta estimación contempla un invernadero rústico con sistema de autoconstrucción y sin inversión mayor en sustratos ni semillas.

En esta extensión, dispuesta de modo que tenga diez metros de frente por veinte de fondo, las camas peparadas acogen fácilmente unas mil plantas de tomate, por ejemplo. Con el método hidropónico, el primer racimo de frutos estará maduro entre los 100 y 120 días desde el trasplante de las plántulas, con una producción de alrededor de mil kilos de tomate. Luego, sobre los 130 días desde la plantación, el volumen de frutos maduros se multiplica progresivamente.

La confección de la cama requiere de un procedimiento sencillo, consistente en excavar 15cm de profundidad y un metro de ancho por el largo del invernadero, cubriendo el interior con plástico. Luego se rellena con arena gruesa, preferentemente de Lepanto.

Para producir tomates, junto al camino que queda entre una cama y otra se coloca una hilera de tomates, y a 25 centímetros la siguiente. Los 50 centímetros que quedan libres se emplean con otro tipo de cultivo, ojalá de menor altura que el anterior, pero que tenga el mismo pH que el tomate, como es el caso de las lechugas.
El sabor de los vegetales orgánicos

Del mismo modo se puede cultivar pimientos morrones, berenjenas, frutillas, plantas medicinales y otras que no se

dan bien en exteriores, debido a las condiciones climáticas de la zona o porque, en general, no ofrecen garantías de una producción segura y constante. La fórmula hidropónica protegida, en cambio, permite al agricultor intervenir en materia de suelo, temperatura, humedad y luminosidad, entre otras variables.

Por todo ello y porque las plantas reciben el aporte nutritivo adecuado a lo largo de todo su ciclo, se obtienen productos de muy buen sabor.

Lechugas cultivadas en agua. Una plancha de aislapol las sostiene por el cuello, soportándolas sobre una bandeja que contiene los nutrientes.

Las condiciones de resguardo en que se mantiene a las plantas restringen también la aparición de enfermedades fungosas, bacterianas y virales, que suelen estar asociadas a ciertos insectos vectores.

Sin embargo, cuando un invernadero es muy pequeño, es preciso tener cuidado con la humedad y temperaturas muy altas, que, de no ser controladas, suelen favorecer la presencia de afecciones fungosas. Si la regulación se ve obstaculizada, conviene aplicar remedios preventivos en forma de pulverizaciones.
Abundante forraje

Entre las experiencias más exitosas desarrolladas por Manuel Sanz, se encuentra el cultivo de forraje, porque los ganaderos dedicados a la producción de leche necesitan normalmente de una gran superficie de terreno para alimentar a sus animales.
Tomando en cuenta que cada vaca consumee cerca de 20 kilos de forraje diario, unos .50 animales pueden ser nutridos mediante una unidad hidropónica de 50 metros cuadrados, disponiendo de 70 bandejas diarias. En éstas, cada metro cuadrado con cinco kilos de semilla produce 20 kilos, mientras que en total alcanza a una tonelada por día durante todo el año. Todo esto es muy rápido, porque el forraje alcanza 25cm en cinco días, en el caso de la cebada, avena y centeno.

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