domingo, 18 de julio de 2010

CULTIVOS PROTEGIDOS, ¿UNA BUENA OPCIÓN?


IPS.-  Cuba lleva a cabo un intenso programa de desarrollo de cultivos protegidos, al que se estinan considerables recursos. Los objetivos primordiales son dos: recuperar las capacidades existentes, deterioradas por el paso por el país, desde 2005, de varios fenómenos meteorológicos de intensidad y crear nuevas áreas, dotadas de la tecnología adecuada y sus respectivos sistemas de riego.

Hay dos modalidades: las casas de cultivos (espacios cerrados y techados), y los semiprotegidos (una malla cubre el techo y algunos laterales). La primera se estrenó en Holanda, un país de clima frío, donde las cubiertas perseguían el efecto invernadero. Con esa tecnología, en esa nación se obtuvieron cosechas en etapas en las que, con anterioridad, no podían producirse hortalizas.

Vistos los buenos resultados productivos, esa tecnología abarca hoy otras geografías. La nación caribeña, con calor la mayor parte del año y alta humedad relativa, decidió introducirla. Sin embargo, teniendo en cuenta las características del clima, a los diseños originales se les incluyeron modificaciones, buscando el llamado efecto sombrilla, de manera que pudieran producirse hortalizas, en especial tomate, durante todo el año y fundamentalmente en verano, en momentos en que resulta imposible lograrlo a cielo abierto.

Nosotros no podíamos extrapolar para Cuba las tecnologías y el manejo de las casa de cultivos de Europa, que necesitan calor. El país requiere un efecto sombrilla para refrescar. Por ello diseñamos la instalación y todo el manejo de las plantas bajo esas condiciones, señala Hortensia Cardoza, jefa de Cultivos Protegidos y Semiprotegidos en Ciudad de La Habana.

De esa forma, la isla se convirtió en el único país del Caribe que desarrolló una tecnología de siembra protegida apropiada para las condiciones climatológicas del trópico, gracias a la labor del Instituto de Investigaciones Hortícolas Liliana Dimitrova, ubicado en la provincia de La Habana. Esta adaptación se ha exportado a naciones como México, Dominicana, Venezuela y algunas islas caribeñas.

Dado el elevado costo de esta tecnología, el destino principal de sus productos es el mercado de fronteras, el turismo y la exportación, como una vía de obtención de recursos para la sostenibilidad de este sistema, de alto costo. El programa comprende el incremento en áreas y rendimientos, lo que permitiría, en determinada etapa, garantizar el abastecimiento estable para el consumo nacional. Mientras tanto, algunos volúmenes se destinan a los mercados agropecuarios estatales, junto a los obtenidos en los sembrados semiprotegidos.

En la actualidad, asevera la experta en horticultura, la producción de las hortalizas de las casas de cultivos existentes en el país cubre el mercado de turismo, con lo cual se sustituyen costosas importaciones y es posible hacer exportaciones, específicamente, hacia Canadá. El pasado año, como resultado de los daños ocasionados por los huracanes a la agricultura, fue necesario recurrir nuevamente a las compras de hortalizas en el exterior para garantizar los alimentos que necesita el turismo, fundamentalmente. En 2008, Cuba gastó 839,6 millones de dólares más en alimentos que lo invertido el año anterior, según el Ministerio de Economía.

Cardoza explica que las casas de cultivos se ubican de acuerdo con los vientos predominantes: no pueden soplar del campo a la casa para evitar las plagas y deben estar orientadas de norte a sur, en concordancia con el movimiento del sol. Se requiere, además, una adecuada atención y la aplicación de los productos que protegen los cultivos y el suelo.

Un aspecto vital de estos programas es la aplicación de los resultados científicos del país con la utilización de híbridos y variedades con mayores rendimientos y más resistentes a las principales enfermedades que atacan los cultivos, así como el manejo agrotécnico integral con biopesticidas y abonos orgánicos, muy sanos, armónico con el medio ambiente, no solo por estar enclavado en el núcleo urbano, sino también por la preocupación por brindar alimentos más saludables y contribuir a la salud de la población.

El grueso de estas hortalizas tiene muchos antioxidantes y es una meta que la población cree hábitos mayores de su consumo, teniendo en cuenta los índices de mortalidad por enfermedades como el cáncer. De acuerdo con Cardoza, de esta manera, la agricultura de la ciudad también está contribuyendo a la salud de sus habitantes.

CAPITAL AGRÍCOLA

En Las Guásimas, en el capitalino municipio de Arroyo Naranjo, existen 18 de estas casas, destinadas a híbridos de crecimiento vertical y alto potencial de rendimiento, en especies como tomate, pimiento, melón, sandía y pepino, con la idea de incorporar otros como berenjena y habichuela. Al año, su producción debe alcanzar las 120 toneladas, al obtenerse cinco toneladas en cada casa durante los diferentes ciclos.

Además de una fuente de hortalizas de hojas durante todo el año, el semiprotegido de la granja Santa Amelia, en Managua, también en Arroyo Naranjo, constituye una posibilidad de empleo, en función de la atención permanente a sus 108 canteros. Las lluvias y vientos que acompañaron a los huracanes de 2008 tuvieron un impacto negativo en la producción y para la recuperación hubo que sembrarlos varias veces. Sin embargo, en la actualidad exhiben plantas sanas y altos rendimientos.

Entre las ventajas de los semi-protegidos está la disminución, en algunos grados, de la temperatura que reina en el exterior, lo que permite el mejor desarrollo de las plantas, principalmente las hortalizas de hojas, dirigidas a sectores como educación y salud, y la comercialización directa a la población.

En total, en la ciudad hay 133 áreas de cultivos protegidos, de ellos 63 son túneles, que abarcan 5,06 hectáreas, señala Cardoza. Estas, dañadas parcialmente por huracanes desde 2005, serán recuperadas mediante una inversión dirigida a darle al país, progresivamente, seguridad y soberanía alimentarias.

En semiprotegidos hay actualmente cinco hectáreas y esta modalidad se extiende a otras 60, con el interés puesto en incrementar la producción en tierras anteriormente explotadas, como hidropónicos, con productos destinados al consumo social y la venta a los capitalinos, no solo con hortalizas de hojas, sino también con aquellas especies que dan frutos, explica Julio Rodríguez, subdirector productivo de la Empresa de Cultivos Varios Habana. En la ciudad hay, además, 28 casas de posturas para la producción por cepellón, con rendimientos mayores que los obtenidos a raíz desnuda, explica Cardoza.

En tanto, la Empresa de Cultivos Varios Horquita, en la central provincia de Cienfuegos, incorporó a sus rubros exportables los ajíes pimientos y los tomates cosechados en casas de cultivos protegidos. Directivos de la entidad de Frutas Selectas precisan que, una vez acopiados, son seleccionados por personal especializado en la planta que funciona con ese fin. En un transporte refrigerado se llevan hasta el aeropuerto Juan Gualberto Gómez, de Varadero, al norte de Cuba, y de ahí viajan en avión, una vez a la semana, hasta el país de destino. En el caso de los pimientos, se exportan de tres colores: rojo, anaranjado y verde.

En el municipio de Morón, en zonas de la Empresa de Cítricos, y en Turiguanó, provincia central de Ciego de Ávila, hay instalaciones que, por la elevada calidad de las cosechas, cumplen convenios de entrega con alojamientos turísticos de Cayo Coco.

VALORAR LAS CONDICIONES DE CADA LUGAR

En la sur-oriental provincia de Granma hay instaladas varias casas de cultivos protegidos y sus resultados son satisfactorios. En la existente en la finca La Pupa, en el municipio de Bayamo, el ingeniero José Félix Morales realizó experimentos con vistas a su trabajo de tesis doctoral, titulada Climatización de invernaderos para hortícolas en condiciones medioambientales de Cuba.

Según Morales, pese a que se han logrado resultados favorables en cuanto a calidad y tamaño del fruto en comparación con los que se obtienen en el cultivo a cielo abierto, los rendimientos están muy distantes de las posibilidades que puede ofrecer esta tecnología; una de las causas son las altas temperaturas registradas en el interior de la instalación.

Por ello se hizo una investigación con el objetivo de evaluar el efecto del incremento de la altura y el uso de nebulización, como alternativas para lograr disminuir el calor. El trabajo describe las características de los invernaderos objeto de estudio, evalúa el comportamiento de la temperatura interior y, además, se analiza el de las variables climáticas, temperatura, humedad relativa y viento en las respectivas zonas de estudio, con el propósito de tener criterio para valorar alternativas de diseño.

Se utilizaron dos modelos para la predicción del salto térmico en los invernaderos: uno basado en la radiación solar y el otro en la velocidad del viento. Estos fueron calibrados, validados y comparados sus resultados. Además, se evaluó el efecto que provoca el incremento de la altura en ambos invernaderos y el uso de la nebulización como alternativas para lograr disminuir la temperatura interior, más un análisis económico que permitiera observar la factibilidad de su uso.

Los resultados permiten plantear que el modelo basado en la velocidad del viento se comportó con mayor exactitud que el de la radiación solar; el incremento de la altura no es una solución técnica efectiva para lograr disminuir la temperatura; y el uso de la nebulización presenta mejores perspectivas, según las condiciones climáticas de Bayamo.

Este resultado indica que cada territorio debe realizar estudios similares para alcanzar los mejores rendimientos, en correspondencia con las características climáticas de cada territorio.

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